En realidad las palabras sobran, las imágenes lo dicen todo.
Recuerdo que hace menos de un año estaba viviendo en el barrio de Caballito; mi ventana daba a la medianera del vecino y los 365 días del año la vista desde mi ventana fue siempre la misma pared gris opaca que hoy está en ese mismo lugar. Obviamente no vale la pena una foto de esa vista. Pero en Trevelin, todos los días por la mañana al levantarme veo a través de mi ventana, y una y otra vez la respuesta aparece ante mis ojos, sin moverme de mi casa. Trevelin, un espejismo de colores, un cielo como paleta de pintor. El cuadro cambia según la posición de las nubes, en esta época entre las 8:00 y hasta las 9:00 de la mañana es cuando se ven estos colores. También se puede apreciar en los atardeceres.
Otras veces me despierto con amaneceres como éste, donde veo como los rayos de sol van cayendo sobre las montañas (Otoño).
Luego tengo paisajes de verano,
Una noche de Primavera, como ésta. Recuerden que a partir de aquí los días se hacen mas largos y las noches muy cortas, oscurece a partir de las 11:00 de la noche.
Siempre me sorprende con algo distinto. Y ni hablar de los colores del otoño cuando las lengas y los ñires se ponen de color rojo. Desde la ventana de mi casa puedo admirar como las montañas y el cerro La Monja van cambiando sus colores, pasando de un matiz rojo intenso a naranja para terminar en un amarillo ocre.
De invierno (todo blanco).
Hasta me pareció de película el día que me levanté y una densa neblina cubría todo Trevelin. La neblina en cuestión resultó ser: nubes. Estaba como para filmar una película. Era novedoso transitar la ruta Trevelin-Esquel, allí uno podía salir de una nube para luego entrar en otra (claridad – niebla – claridad), pero en la ruta se notaba claramente que eran nubes que iban y venían al ras del suelo.
Para cerrar este blog, les dejo como regalito una poesía de María Julia Alemán de Brand, la cual he nombrado en otras ocasiones. Recuerden que Trevelin significa en galés pueblo del molino, que los galeses son parte de la historia de este pueblo, y son muy conocidos por sus coros, que son dignos de escuchar, ademas de la fiesta del Eisteddfod. Además, en algunas de las fotos podrán contemplar los álamos a los que ella hace referencia:
TE CANTO TREVELIN
Te canto Trevelin, espiga de oro,
manantial donde abrevo mi añoranza,
donde el hombre habla a Dios de su esperanza
en las místicas voces de tu coro.
Te canto, Trevelin, vivo tesoro
de antiguas tradiciones, remembranza
de costumbres añejas en usanza
que en este canto mío rememoro.
Reliquia de otro tiempo y otra gente
con un aire galés y campesino
está tu tradición viva y presente.
… Y al recuerdo del lírico molino
te guardan, meciendo dulcemente
los álamos, al borde del camino.